domingo, 13 de noviembre de 2016

El imán del running

Para que se haga realidad la foto de aquí al lado, han de pasar muchas cosas. La primera, que uno se decida un día determinado salir a correr. Quizá pueda influir la cantidad de información que tenemos al respecto y las tendencias de pensamiento sobre hacer deporte para ponerse en forma, para superar un reto personal, para que mejore nuestra salud. Pero en realidad, el hecho más fuerte que tiene que darse es que te guste salir a correr por el mero hecho de hacerlo. Los objetivos marcados anteriormente son muy motivadores pero para que realmente haya un empujón para hacerlo es que te guste la actividad en sí mismo. Para mí, ha sido siempre un espacio de reflexión. Cuando voy a correr por estas llanuras de La Mancha, además de la pequeña angustia respiratoria que uno va teniendo o también el cansancio que se va acumulando en el cuerpo, me encantan los momentos solitarios de encuentro conmigo mismo en los que las ideas fluyen de otra forma. Además, una vez hecha la costumbre de salir a correr, uno va notando como le va costando menos. Se van planteando nuevos retos de recorrer algo más de distancia, o la misma longitud pero en un periodo más breve de tiempo.

Esa foto demuestra que se ha estado entrenando y un trabajo detrás que hace que se consiga una marca que hace un año era impensable para mí. Pero el periodo que ha pasado desde entonces, que es entrenamiento, yo más que llamarlo así, me gusta llamarlo el reflejo de una afición.

Otra razón por la cual se consiguió el tiempo de 45:55 esa mañana de 30 de octubre de 2016, fue que mi hermano me acompañó. Me decía antes de la carrera que suele salir fuerte, para aprovechar que en ese momento todavía no está cansado. Pues entonces salimos de esa manera, a un ritmo que no pude sostener más allá de ese kilómetro. Pero bien es verdad que con el apoyo de llevarlo al lado, pude aguantar un ritmo bastante fuerte que me hizo llegar unos 5 minutos antes de lo que tenía más o menos previsto.

Tras la carrera, sigo yendo a correr, pero yo lo siento como una afición que aporta vitalidad y como algo que forma parte de mi espacio y mi tiempo, que libera y que hace reflexionar. Me encanta ver y visitar nuevos parajes naturales y urbanos de mi entorno. Por ejemplo, me encontré hace poco con el grafiti escrito en la siguiente foto:

Me pareció curioso y paré un momento para tirar la foto. Como digo, para correr no tengo grandes pretensiones, pero sí que es cierto que a uno le gusta llevarse de vez en cuando una nueva alegría de que consigue una nueva marca, o de que consigue estar corriendo, como ayer, más de una hora seguida. Eso también es motivador y aporta una nueva satisfacción a este espacio de reflexión.

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