miércoles, 10 de abril de 2013

Pacto entre caballeros

Me seguía pareciendo a veces una estupidez, porque yo no le había dado mucha importancia nunca. Sin embargo, a través de tu espejo veo cómo aquél pacto entre caballeros, como tú le llamaste, se ha ido convirtiendo en algo irrenunciable.
La cuestión es sencilla, cada veinte de mayo, desde hace treinta años, reunirse en la laguna, contarnos nuestra vida, volver a revivir. Menos mal que, tras petición compartida, como algunas fiestas patronales, podemos trasladar la cita al fin de semana más cercano. Con el correr de los años, este pacto se fue transformando en uno de los hitos de mi vida. Ahora lo reconozco, pero creo que de lo menos práctico de mí he ido configurando lo más importante a cumplir. Me sigo preguntando cómo es posible que de lo más pequeño hagamos lo más imprescindible. Este pacto es un refugio en el infierno. Este año no sé cómo podré escapar a todo y viajar a Ruidera al encuentro. Pero me siento un guerrero espartano en lucha contra la muerte. Volveré, nos veremos, lo hemos pactado. Mi palabra, lo mejor que nos hemos dado, no se romperá.

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